19 de octubre de 2009

El libro que habla



Carmen Perilli
"La Gaceta Literaria"


Para imaginar la escena de encuentro entre la escritura del conquistador y la oralidad indígena en América Latina tenemos que tener en cuenta la colisión cultural donde el mutuo desconocimiento derivó en dominación del más fuerte. Cuando Colón, en su diario de viaje consigna la llegada a tierra firme se inicia una doble conquista: la de las armas y la de las letras. La posesión de la escritura determinará la superioridad de los vencedores en el manejo de la comunicación y legitimará el avasallamiento de las armas.

Los pueblos latinoamericanos desconocían la escritura alfabética; abundan dentro de las crónicas las historias sobre el tema: Por ejemplo el episodio de los melones narrado en los Comentarios reales. Algunos pueblo,como los mayas, habían creado un sistema de signos gráficos. Los nahuas del Valle de México empleaban ideogramas y pictogramas. El modelo de cultura más alejada de lo que conocemos como letra se da en la zona andina donde quillcas y quipus simplemente reforzaban las prácticas discursivas orales.

En las sociedades en las que se desarrolló la escritura alfabética ésta aseguró su señorío con la imprenta. El Libro, cuyo paradigma es la Biblia, se transformó en la expresión de cultura de Occidente, negándose de este modo el profundo carácter oral de la antigüedad y el medioevo. Los pueblos indoamericanos problematiza con sus producciones discursivas estas categorías naturalizadas. Resulta fundamental reconocer el papel de la oralidad en América. Hoy, distanciándose de una posición etnocéntrica, los estudios culturales a fines del siglo XX aceptan la existencia de otras "escrituras" no alfabéticas en las que sonido e imagen juegan un papel diferente, planteando relaciones plurales entre lo oral, lo visual y lo escrito.

Al construirse nuestra identidad continental se relegó a un pasado mítico y silenciado los discursos indígenas, despojando a los pueblos del continente no solamente de sus propiedades reales sino también de sus representaciones simbólicas, en este caso del inmenso reino de la voz . Imposición de nombre le llamó el Inca Garcilaso de la Vega. Vaciamiento de un cosmos insiste Eduardo Subirats, denunciando la sustitución de la lógica indígena por una razón exterior e impuesta.

Si entre los recién llegados había cronistas y escribanos, los pueblos indígenas también tenían especialistas en la manutención de los sistemas orales y de notación. Por ejemplo los aztecas educaban a los sabios de la palabra (tlamatinime), los versados en la palabra o en el decir (quimatia tlatolli), a los compositores/cantores (cuicatlale/cuicane) que producían los cantos y, finalmente, a "los que hacían las pinturas" (tlacuillo). Entre los andinos estaban" los que manejaban los quipus" (quipucamayos ) y los sabios (amautas) .

De la misma manera que Europa vio en la falta de escritura un signo de inferioridad y barbarie, los habitantes de Anáhuac o de los Andes se desconocieron en la Escritura del Dios que le imponía el colonizador resistiendo desesperadamente dentro de sus universos simbólicos. En este conflicto se cifró el grado cero de la literatura latinoamericana. Dos son las escenas que he elegido para ilustrarlo. En ellas se condensan ricas significaciones: El Coloquio de los doce sabios de Anahuac y el Diálogo trunco de Cajamarca. El primero tuvo lugar en México, el otro en el Perú. Ambos son una demostración del fracaso de la comunicación entre españoles e indígenas.

Las dificultades de los castellanos para comprender los modos de comunicación de los indígenas se debieron, en todos los casos, a su tendencia a evaluarlos según sus propias prácticas discursivas basadas en la letra escrita y en el libro como objeto sagrado. El supuesto de que la civilización se funda el libro estaba ya arraigado en el siglo XVI . Difícil, sino imposible, hubiera sido para los letrados pensar que la letra es una de las tecnologías de la palabra y no la única. Es natural que toda comunidad humana, aunque no tenga escritura, haya desarrollado sofisticadas prácticas lingüísticas y una clara idea de sus funciones en la vida social. Sin embargo para una persona del siglo XVI esto era imposible de comprender.

En 1524 tiene lugar en el Valle de Anahuac el encuentro entre doce frailes franciscanos y un grupos de principales aztecas acompañados de sabios. La respuesta a las aseveraciones de los doce frailes en las cuales se les comunicaba la falsedad de los cultos que ellos, los aztecas, practicaban fue de asombro. Los sacerdotes aztecas se niegan a abandonar y destruir ellos mismos las leyes y costumbres que "dexaron los primeros pobladores desta tierra" y porque "a esto estamos habituados y los tenemos impresos en nuestros corazones". Toman una decisión basándose en el reconocimiento de la identidad y de la tradición .

Los doce españoles, al oir la resistencia, dan razones para probar el error de estas creencias . El primer argumento es, naturalmente, la prioridad que tienen las creencias de los frailes frente a lo que podría parecer igualmente aceptable. El hecho de que los españoles no conocían y por lo tanto no adoraban los mismos dioses que adoraban los mexicanos era razón suficiente para asegurar que los segundos estaban en el error. No se les ocurre pensar que la situación inversa puede tener igual validez que en su razonamiento porque los mexicanos no tienen escritura. La escritura es el principal sobreentendido de su argumento.Leamos las palabras de los frailes:

"Todo esto os declararemos muy por extenso si lo quereis oyr y satisfazeros emos en todo, porque tenemos la sagrada escriptura donde se contiene todo lo que os diremos, que son palabras de aquel que da el ser y el vivir a todas las cosas. Esta sagrada escriptura, de que muchas vezes os emos hecho mención, es cosa antiquísima; son palabras muy verdaderas, certíssimas, dignas de todo crédito"

Las actividades asociados a las actividades de escribir y de leer son diferentes para los mexicanos que para los castellanos. Para los primeros, "leer" es "mirar y contar lo que dicen las pinturas"; es decir, traducir signos gráficos no verbales a discurso verbal. Para los segundos, es transferir la letra escrita al sonido. La imagen de un Dios que dicta y la de alguien que escribe difícilmente podía ser captada por los mexicanos. Concebir la narración de lo que se mira en las pinturas, verter el contenido de ellas en discurso oral y conservar la tradición en la oralidad es algo que difícilmente podían entender los castellanos.

Estaban, como señala Walter Mignolo, uno a cada lado de la letra. Unos del lado de la letra que está pero que no se sabe tal, los otros del lado de la conciencia de la letra que sitúa los grupos humanos en el reino de las ausencias: los iletrados. Los unos, diestros en el decir y sabios de la palabra; los otros retóricos y letrados. El "otro" en Anahuac es ese extraño discurso que dictamina la veracidad de un dios y la falsedad de los otros invocando la inscripción gráfica de la letra. ¿Cómo podría el indígena , acostumbrado a mirar las pinturas del tlacuilo, incorporar la idea de que la lectura del libro sagrado contenía la verdad del mundo que en su error y ausencia de letras, ellos desconocían? .

Debemos tener en cuenta que el uso de la escritura modificó la manera de fijar el pasado. En unas pocas décadas las elites indígenas no solamente debieron aceptar e incorporar la escritura, sino asociarla a las formas tradicionales de expresión basadas en la imagen y el sonido. Esto alteró las representaciones del imaginario que proveían de identidad social. Allí donde la muerte rompió indefectivamente e indistintamente todo vínculo social, y donde la derrota impuso el silencio del dolor, allí dio comienzo el reino de la palabra extraña.

El problema planteado es la traducción integral de una cultura a otra, el paso de un sistema de signos a otro. Paradójicamente, la ausencia del filtro occidental no resuelve las cosas; los indios, que alineados sobre sus papeles de amatl, sus pictografías multicolores , pintaron los códices, prácticamente no dejaron las claves de su lectura.

Resulta curioso el hecho de que podemos poner fecha al encuentro entre oralidad y escritura en los Andes. El 16 de noviembre de 1532 en Cajamarca, se produjo un curioso diálogo entre Atahualpa y el padre español Vicente Valverde. Múltiples relatos se tejen alrededor de este hecho, con variaciones. Pero siempre se mantienen estos protagonistas agregándose el capitán Pizarro y el intérprete- Felipillo o Martinillo- variante paródica de la Malinche. La Voz Suprema del Inca frente al Libro empuñada por Valverde. Suscintamente el sacerdote español le extendió la Biblia diciéndole "Aquí está la palabra de Dios". Según distintas versiones el Inca trató de leerla al revés; se la acercó a la oreja intentando escuchar aquello que le habían prometido y arrojó el libro lejos, molesto por la mentira. En la versión de los testigos presenciales el hecho es relatado con extrema economía. la de Pedro Pizarro y la de Francisco Jerez. En realidad este acto que pasó a la historia como el ejemplo del fracaso del indio frente a la letra puede ser leido, como propone el estudioso peruano Antonio Cornejo Polar como el fracaso del libro y el mentís de su universalidad. El desprecio de Atahualpa lleva a su calificación como bárbaro y como hereje que le vale la muerte. Su desconocimiento del verdadero de Dios la legitima.

Este encuentro es paradigmático de la imposibilidad de un diálogo . Aquellos españoles, analfabetos casi todos incluido su capitán, no comprenden el desconocimiento del libro. Para ellos es un objeto sagrado, para el Inca es solamente un objeto más. El fetichismo de la escritura que lleva a la consignación, a la apropiación de la realidad americana por escrito es llamado "furia nominativa" le llama Todorov. De ese modo se intenta ordenar y controlar una realidad plural a la que se devasta.

Los gestos y las palabras de Valverde y Atahualpa señalan el origen de un complejo discurso cultural , quebrada desde su mismo soporte material; y, bien podría decirse que dan ingreso a varios discursos : de manera sobresaliente al de la Biblia, como así también al discurso hispánico imperial y al que a partir de entonces comenzará a generalizarse como "indio", negando las diferencias andinas con sus significados de derrota y resistencia . Hay en la opinión de Cornejo Polar una concentración de la memoria histórico- simbólica de las dos partes del conflicto y se expresa en la pertinaz preocupación latinoamericana : la de la pertinencia (o no) del lenguaje con el que se dice a sí misma, obsesión primera de una identidad, en cuya definición siempre aparece como fuerza desestabilizante, pero no necesariamente negativa la figura del otro.

La imagen del libro hablante: grado cero de relación entre la cultura oral y la escrita representado por la dificultad de Atahualpa para entender no solamente la letra sino el funcionamiento mecánico del libro (abrirlo, pasar las hojas) que funcionan como los símbolos mayores de la incomunicación.Aunque en la Europa de la Conquista la letra todavía no se había impuesto sobre la voz, en Anahuac, en Cajamarca la Escritura asume la representación plena de la Autoridad. Y es allí donde se metaforiza el silenciamiento de otras voces cuyas ricas modulaciones hemos olvidado, donde se produce el encuentro de la letra con las pinturas, de los relatos orales con el libro que concluyó con la violencia de las armas y el amordazamiento de las palabras.
Bibliografía

-Cornejo Polar, Escribir en el aire. Ensayo sobre la heterogeneidad socio-cultural en las literaturas andinas, Lima, 1994: .
-Gruzinski, Serge, La colonización del imaginario, México: Fondo de Cultura Económica, 1991.
-Lienhard, Martin, La voz y su huella, Lima: Horizonte, 1992
-Mignolo,Walter ,"La lengua , la letra, el territorio (o la crisis de los estudios literarios coloniales)" en Dispositio, volumen XI, Nros.28 29, Michigan, Año 1986.
- ----------------,"Tradiciones orales ,alfabetización y literatura (o de las diferencias entre el canon y el corpus), mimeo
- ----------------"Anahuac y sus otros" en Revista de crítica literaria latinoamericana, Año XIV, Nro, 28,Lima, 1988.
-Ong,Walter, Oralidad y escritura, México, Fondo de Cultura Económica,1987.
-Rama,Angel, La crítica de la cultura en América Latina,Venezuela: Ayacucho, 1.985.-
- Subirats,Eduardo, El continente vacío, Barcelona: Anaya y Mario Muchnik, 1994.
-Todorov.Tzvetan, La conquista de América. La cuestión del otro, México: Siglo XXI, 1.987.

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