6 de abril de 2010

Los mundos de papel de Cristóbal Colón

Los mundos de papel de Colón

Carmen Perilli

El gran navegante del Mar Tenebroso es el profeta que durante veinte años habla de la viabilidad de la ruta occidental hacia las riquezas fabulosas del Asia. El elegido de Dios es el comerciante decidido a materializar sus sueños, en un sólido negocio. Su conocimiento de la tierra americana está mediado por la suma de las ideas que sobre otros mundos pueblan libros y voces, agitando el imaginario de una Europa a las puertas de la modernidad. Es creíble la hipótesis de la existencia de un Piloto Anónimo, cuyo relato de las nuevas tierras justificaría la precisión con que el genovés encontró la ruta. Colón se movía en un mundo marítimo lleno de historias aventureras. Sus andanzas por Portugal le habían acercado a secretos de la navegación oceánica, propios de la escuela de Enrique el Navegante.
Se conservan relativamente pocos documentos pero sabemos de sus lecturas.Hay libros anotados por el marino en sus largas estadías en los conventos: Pierre D’Ailly ; Plinio , Aeneas Sylvius, y Marco Polo. En especial Marco Polo que abre el espacio de Oriente para el comercio y la imaginación .
Beatriz Pastor considera a la escritura colombina el acto inaugural de la mitificación del continente americano como botín y señala en sus textos una oposición entre dos procesos: la racionalización distorsionadora y el descubrimiento y conocimiento objetivo de la realidad americana. El Almirante afirma descubrir cuando verifica, develar cuando encubre, y describir cuando inventa. No se expresa de manera correcta en ningún idioma:ni en latín,ni en castellano, ni en portugués ni en italiano. Utiliza siempre el papel escritorio como material, incluso cuando dibuja. Manda a hacer copia de todos sus documentos, hace borradores. Se conservan 18 documentos autógrafos.
Al leer los escritos colombinos -diarios, cartas, informes, testamento, memorial- se puede tener la impresión falsa de que su móvil esencial es el oro omnipresente. El 13 de octubre de 1492, anota: "No me quiero detener por calar y andar muchas islas para fallar oro". "Mandó el Almirante que no se tomase nada, porque supiesen que no buscaba el Almirante salvo oro''; "Nuestro Señor me aderece, por su piedad, que halle este oro". Son también indicios de oro los que deciden su recorrido. Así va errando de isla en isla, recibiendo vagas referencias-es posible que los indiosle hayan dado información para deshacerse de él. "En amaneciendo, dio las velas para ir su camino a buscar las islas que los indios le decían que tenían mucho oro y de algunas que tenían más oro que tierra”. Los marinos; sus jefes, los reyes, todos están comprometidos por la promesa de ganancias. Por eso; es necesario que los indicios de la presencia del oro se multipliquen a falta del oro mismo.
Colón quiere encontrar desesperadamente, el reino del Gran Khan y disemina en us textos la toponimia oriental. "Tengo determinado de ir a la tierra firme y a la ciudad de Guisay y dar las cartas de Vuestras Altezas al Gran Can y pedir respuesta y venir con ella". Las razones de su obsesión se encuentran en los sueños de expansión cristiana al Oriente y sus riquezas humanas y materiales. Ve la intervención divina en todo, tanto en el movimiento de las olas como en el naufragio de su nave en Nochebuena, y agradece a Dios "por muchos milagros señalados “que ha mostrado en el viaje.
.A Colón le interesan mucho más los contactos con Dios que con los hombres. Su mirada se posa en la Naturaleza pero nunca olvida la Autoridad de los Libros, en especial de la Biblia. Para probar que la tierra que tiene ante los ojos es afectivamente el Asia, Colón razona en su tercer viaje: "Yo estoy creído que ésta es tierra firme, grandísima, de que hasta hoy no se ha sabido, y la razón me ayuda grandemente por esto deste tan grande río y mar, que es dulce... (el libro de Esdras) que dice que las seis partes de mundo son de tierra enjuta y la una de agua, el cual libro aprueba Sant Ambrosio en su Hexameron, y Sant Agustín”. Tres argumentos apuntalan su creencia: la "abundancia de agua dulce; la autoridad de los libros santos; la opinión de otros hombres que ha encontrado”.
Se apoya en creencias que van desde las sirenas al Paraíso Terrenal. Sabe de antemano que va a encontrar cíclopes, hombres con cola y amazonas en una interpretación finalista del mundo. Hay una atención constante a todos los fenómenos naturales. Peces y pájaros, plantas y animales, son los protagonistas de sus aventuras.. La búsqueda de tierra firme representa otro ejemplo. Desde el primer viaje, registra en su diario la información: "Aquella isla Española [Haití], o la otra isla Yamaye (Jamaica), estaba cerca de tierra firme diez jornadas de canoa, que podía ser sesenta o setenta leguas, y que era la gente vestida allí". Defiende a rajatabla sus convicciones: la isla de Cuba es parte del continente -de Asia-, y decide eliminar lo que tienda a probar lo contrario. Los indios “son gente bestial e piensan que todo el mundo es islas e non saben que cosa sea tierra firme, ni tienen letras ni memorias antiguas, nin se deleitan en otra cosa sino en comer y en mugeres, dezían que era isla”. Al final de la segunda expedición, encontramos una escena célebre y grotesca, en la que Colón renuncia verificar por experiencia si Cuba es una isla, y decide aplicar el argumento de autoridad y obligando a sus compañeros a jurarlo
Para describir la naturaleza, Colón emplea constantemente los superlativos, usa los modelos de la literatura europea. El verde de los árboles es tan intenso que ya no es verde. "Y los árboles de allí diz que eran tan viciosos que las hojas dejaban de ser verdes y eran prietas de verdura''. "Vino el olor tan bueno y suave de flores o árboles de la tierra, que era la cosa más dulce del mundo" (..). "Dice que es aquella isla la más hermosa que ojos hayan visto". "Dijo que otra cosa más hermosa no había visto, por medio del cual valle viene aquel río”. Sabe los riesgos de este lenguaje y de la falta de verosimilitud que sus expresiones hiperbólicas generan pero no encuentra otro modo de expresión y deplora la pobreza de sus palabras
La escritura está dominada por la compulsión por nombrar, preocupado por bautizar todo lugar que encuentra. Plantea una interpretación de su nombreal que considera marca del destino, de allí la importancia de las firmas. Nombrar es un acto mágico y poderoso, que reduce al nombrado, se complementa con la escritura. Aunque multilingüe, el marino reacciona negativamente ante las lenguas indígenas, considerándolas formas degeneradas de las lenguas occidentales. Señala que es necesario que los indios “desprendan fablas”.. La comunicación con los indígenas es siempre fallida: "Ya deseaba mucho haber lengua (con los indios), y no tenía ya cosa que me pareciese que era de mostrarles para que viniesen, salvo que hice sobir un tamborín en el castillo de popa que tañesen, e unos mancebos que danzasen, creyendo que se a ver la fiesta; y luego que vieron tañer y danzar todos dejaron los remos y echaron mano a los arcos y los encordaron, y embrazó cada uno su tabla china, y comenzaron a tirarnos flechas''.
La mirada de Colón inventa América y determina futuras lecturas: el continente como paraíso de las utopías sociales y humanas, como tierra de riquezas sin fin, refugio del buen salvaje, lugar de esperanza y futuro; naturaleza de fertilidad y hermosura sólo comparable al paraíso. Sus relatos se organizan como hojas de ruta, como lecturas de un mapa que proponen una manera común de observar y categorizar el espacio, construyendo un "territorio”. Como viajero, el almirante produce una información basada en la experiencia de "lo visto y lo vivido", al mismo tiempo que en lo leído y lo escuchado. La inadecuación entre modelos de interpretación y realidad torna esforzada la representación y la designación hace un gran esfuerzo por representar, por designar. Lo central es esta lucha entre el referente arrollador y la limitación de la palabra escrita: “en toda Castilla no ay tierra que se pueda comparar a ella en hermosura y bondad”; ”unas vegas las más hermosas del mundo y cuasi semejables a las tierras de Castilla”; ”Y certifico a Vuestras Altezas que debaxo del sol no me parece que las pueda aver mejores en fertilidad, en temperancia de frío y calor, en abundancia de aguas buenas y secas”; ”que plugo a Nuestro Señor de le mostrar siempre una cosa mejor que otra, y siempre en lo que hasta allí avía descubierto iva de bien en mejor”
Un permanente choque entre ver, creer, sentir y pensar en la que la mirada transforma en cosa a la realidad al reducirla a palabra, para controlar los cuerpos y las lenguas de los otros; es allí donde se produce una cultura. Para Jitrik la escritura colombina opera por tres vías: la enumeración disolvente, la generalización y la designación novedosa, y son dos sus núcleos: la descripción y el impulso metafórico. “Estavan todos los árboles verdes y llenos de fruta,y las yervas todas floridas y muy altas;los caminos muy anchos y buenos;los aires eran como en Abril en Castilla; cantava el ruiseñor y otros paxaritos como en el dicho mes en España que dizen era la mayor dulçura del mundo”
La palabra maravilla define al Nuevo Mundo como botín y utopía. Cuando avista el golfo de Paria, cambia y cree encontrarse cerca de los Jardines del Edén- “Grandes indicios son estos del Paraíso Terrenal, porque el sitio es conforme a la opinión de esos santos y sacros teólogos. Y así mismo las señales son muy conformes, que yo jamás leí ni oí que tanta agua dulce fuese así dentro e vezina con la salada; y en ello ayuda la suavísima temperancia.Y si de allí del Paraíso no sale, parece aun mayor maravilla, porque no creo que se sepa en el mundo de río tan grande y tan hondo”
Para Augusto Roa Bastos “Podría decirse que enloqueció de oir y leer historias contadas por otros porque él era incapaz de inventar ningunas...Cayó en la mania de que aquellas historias, en particular la de descubrir un mundo resplandeciente de oro y pedrerías al otro lado del mundo, él podía ir pasándolas poco a poco en la realidad. Y esto sin ser historiador ni poeta”

Bibliografía
Rodolfo Borello, “Los diarios de Colón y el padre las Casas”, Cuadernos Hispanoamericanos, nº 512, 1995.
Bartolomé de las Casas, Historia de las Indias, Madrid: BA.E., 1957.
Hernando Colón, Historia del Almirante , Madrid, 1984
Noé Jitrik, Los dos ejes de la cruz, México: Universidad de Puebla, 1982.
Edmundo O’Gorman, La invención de América, México: Fondo de Cultura Económica, 1991.
Beatriz Pastor, El discurso narrativo de la conquista, La Habana: Casa de las Américas, 1983.
Augusto Roa Bastos, La vigilia del almirante, Bs.As. :Sudamerican, 1992.
Tzvetan Todorov, La conquista de América. La cuestión del otro, México: Siglo XXI, 1987.
Consuelo Varela /Juan Gil, Cristobal Colón,Textos y Documentos completos. Nuevas cartas. Madrid:Alianza, 1992.

Publicado en La Gaceta Literaria, La Gaceta de Tucumán, 2001.

No hay comentarios:

Publicar un comentario